Conoce cómo prevenir el cáncer de mama identificando sus factores de riesgo y factores de protección

¿Sabes de qué manera puedes prevenir el cáncer de mama? Descubre cómo hacerlo a partir de identificar los factores de riesgo y protección vinculados con esta enfermedad, así como los síntomas asociados a ella. ¡Sigue leyendo para identificar todos ellos!

¿Qué es el cáncer de mama?

El cáncer de mama es una enfermedad en la que se generan células malignas o cancerosas en los tejidos de la mama. Se trata del tipo de cáncer que ocasiona más muertes entre las mujeres, además de presentarse con mayor frecuencia cada vez.

Prevención del cáncer de mama

La prevención del cáncer de mama refiere una serie de decisiones y acciones anticipadas cuyo objetivo es poner en marcha lo necesario para reducir las probabilidades de contraer esta enfermedad, por lo que la concientización en torno a ésta es fundamental y el primer paso para el éxito de dicho objetivo. Recuerda que con la prevención se abre la posibilidad de disminuir el elevado número de casos de cáncer de mama en la población, así como la cantidad de muertes derivadas en ciertos casos. 

Considerando lo anterior, debemos tomar en cuenta que el cáncer puede originarse a partir de diversas circunstancias, donde el ambiente que nos rodea, nuestro estilo de vida y los genes con los que contamos repercuten conjuntamente en aumentar o disminuir el riesgo de que se desarrolle.

En este sentido, todo aquello que aumenta el riesgo de contraer cáncer de mama se le conoce como factor de riesgo, mientras que todo aquello que lo disminuye se le llama factor de protección. A continuación te presentamos los principales factores de riesgo y protección para que los tomes en cuenta y ayudes a otras mujeres y hombres a ser conscientes de esta problemática de salud.

• Edad avanzada. La edad es el segundo factor de riesgo más importante después del hecho de ser mujer, ya que los hombres también pueden contraerlo, aunque con menor frecuencia. Conforme la mujer envejece, aumenta el riesgo.
• Obesidad. Esta condición incrementa el riesgo de contraer la enfermedad, en particular en mujeres posmenopáusicas que no recibieron terapia con hormonas.
• Consumo de alcohol y tabaco. El consumo de bebidas alcohólicas aumenta la posibilidad de tener cáncer de mama; entre más elevado sea el consumo, mayor el riesgo. Lo mismo sucede con el consumo de tabaco, el cual, además, puede causar cáncer en cualquier parte del cuerpo. 
• Antecedentes personales. Ya sea que se haya tenido cáncer de mama invasivo, carcinoma ductal in situ (CDIS), carcinoma lobulillar situ (CLIS) o enfermedad benigna de la mama (es decir, no cancerosa) aumenta la probabilidad de padecer este mal.
• Riesgo heredado. Se refiere a la posibilidad transmitida por medio de cambios heredados de ciertos genes de familiares de primer grado (madre, hermana, hija) que tuvieron cáncer de mama.
• Tejido de la mama denso. La densidad de las mamas, visible en una mastografía, refiere la cantidad de tejido fibroso y glandular en éstas en comparación con la cantidad de su tejido graso. De este modo, las mujeres que poseen mamas muy densas tienen más probabilidades de contraer la enfermedad en comparación con las que no.
• Alta exposición al estrógeno. La exposición prolongada del tejido de la mama a esta hormona incrementa el riesgo. Las concentraciones de estrógeno son más elevadas durante los años de menstruación que tiene la mujer a lo largo de su vida, por lo que la menstruación prematura (antes de los 12 años), la menopausia tardía, mayor edad durante el primer parto o no haber tenido partos aumenta las posibilidades de tener cáncer de mama. En los dos últimos casos, el tejido mamario se expone más al estrógeno en las mujeres que quedan embarazadas por primera vez luego de los 35 años o que nunca tuvieron un embarazo. 
• Terapia hormonal ante síntomas de menopausia. Para suplir el estrógeno que el cuerpo ya no produce por medio de los ovarios después de la menopausia, o bien, que está ausente en mujeres a las que les extirparon estos órganos, se producen y administran píldoras de estrógeno y progesterona (terapia de reemplazo hormonal o terapia con hormonas), lo que genera un riesgo de contraer cáncer de mama, mismo que aumenta cuando en la terapia hormonal sólo se administra estrógeno, en particular cuando las mujeres comienzan su tratamiento cerca de la menopausia. 
• Radioterapia. Esta terapia dirigida al pecho para combatir el cáncer incrementa el riesgo cuando han pasado 10 años del tratamiento. Dicha posibilidad depende de la dosis y la edad en la que se reciba la radiación; por ejemplo, si fue durante la pubertad, cuando comienzan a formarse las mamas, aumenta el riesgo. Asimismo, las radiografías de tórax podrían aumentar la posibilidad de cáncer de mama en mujeres con cambios heredados en sus genes, en especial si recibieron rayos X antes de los 20 años.

Es muy importante evitar aquellos factores de riesgo que están dentro de nuestras posibilidades y, sumado a ello, incrementar los factores de protección para prevenir el cáncer de mama. Por ello, a continuación te presentamos estos últimos.

• Alimentación saludable. Esta medida no sólo reduce el riesgo de cáncer de mama, sino el de otras enfermedades, además de mejorar otros aspectos de la salud y la vida. La alimentación balanceada y alta en fibra es la mejor opción; puede incluir brócoli, acelgas, espinacas, setas, uvas y papaya. Por otro lado, disminuir las azúcares y grasas en la dieta puede apoyar esta cuestión, así como mantener un peso adecuado.
• Hacer ejercicio. Es una de las alternativas relativamente más sencillas para disminuir la posibilidad de desarrollar cáncer de mama; el ejercicio debe ser regular y de calidad, al menos 30 minutos al día, lo que también repercute en otros aspectos humanos.
• Embarazo temprano. Dado que las concentraciones de estrógeno se reducen durante el embarazo, las mujeres que concluyen uno antes de los 20 años tienen un riesgo menor que aquellas que nunca han tenido hijos o que tuvieron al primero después de los 35.
• Lactancia. Así como en el embarazo, cuando una mujer amamanta las concentraciones de estrógeno son menores, por lo que disminuye la posibilidad de tener cáncer de mama. Asimismo, su riesgo es menor con respecto a las que no amamantaron a sus hijos. 
• Terapia hormonal sólo con estrógeno luego de una histerectomía. Esta terapia puede administrarse en mujeres que tuvieron dicha operación, mientras que presenta mayores riesgos de accidentes cerebrovasculares y afecciones en el corazón y los vasos sanguíneos en mujeres posmenopáusicas que toman estrógeno después de la histerectomía.
• Moduladores selectivos de los receptores de estrógeno. Estos moduladores, entre los que se encuentran el tamoxifeno y el raloxifeno, son medicamentos que se desempeñan como estrógeno en ciertos tejidos del cuerpo, pero impiden los efectos de esta hormona en otros. Estos moduladores se aplican en distintos tratamientos para mujeres premenopáusicas y posmenopáusicas en riesgo alto de distintos tipos de cáncer, cuyas especificaciones y complicaciones se analizan y tratan por caso, por lo que una consulta médica antes de administrarlos es obligada.
• Inhibidores de la aromatasa. El anastrozol y el letrozol son inhibidores de la aromatasa, enzima que produce todo el estrógeno del cuerpo. Por otro lado, el exemestano, perteneciente a los inactivadores de la aromatasa, reduce junto a los inhibidores la aparición o reaparición de cáncer de mama en mujeres con antecedentes de éste. Los inhibidores también ayudan en los casos de mujeres posmenopáusicas con antecedentes personales de la enfermedad, de mujeres sin antecedentes de 60 años y más, entre otros casos. Su uso exige la guía de un especialista.
• Mastectomía. La mastectomía o extirpación de una o ambas mamas es una alternativa para mujeres que tienen alto o menor riesgo de contraer la enfermedad. En ciertos casos, cuando la paciente ya ha tenido cáncer en una mama, decide extirpar la sana también.
• Ablación ovárica. Ya que los ovarios producen la mayor cantidad de estrógeno que origina el cuerpo, extirparlos, recibir radioterapia o tomar ciertos medicamentos son alternativas para reducir el riesgo de cáncer de mama. A estos tratamientos se les conoce como ablación ovárica.
• Autoexploración mamaria mensual. Efectuar esta práctica a partir de los 20 años, en especial al quinto día de la menstruación, posibilita disminuir el riesgo al detectar alguna anomalía a tiempo. 
• Mastografía. Es pertinente a partir de los 34 años si se tienen antecedentes familiares de cáncer de mama. Si no es el caso, se puede hacer una cada dos años a partir de los 40, y cada año al cumplir los 50. 

Recuerda que consultar a un profesional de la salud siempre será la mejor opción para informarte y prevenir el cáncer de mama y cualquier enfermedad, así como para la administración de cualquier tipo de medicamento o el sometimiento a determinada cirugía. Por el momento, te dejamos algunos de los síntomas del cáncer de mama que puedes tomar en cuenta para una verificación de tu estado o el de alguna persona con quien quieras compartir esta información.

Es pertinente señalar que estos síntomas pueden manifestarse con enfermedades diferentes al cáncer de mama, por lo que un diagnóstico profesional siempre te proporcionará la mejor información y posterior opción de tratamiento.

Grupo Torices y la concientización sobre el cáncer de mama

Al ser un grupo empresarial socialmente responsable, Grupo Torices conoce y asume el papel tan importante que desempeñan las instituciones, empresas y sociedad en general para la concientización y prevención del cáncer de mama, lo que posibilita reducir el riesgo de esta enfermedad, así como detectarla a tiempo y salvar la vida de miles de personas en México.   

Es por ello que en este día tan importante nos unimos a la causa de concientizar y prevenir este mal que afecta tanto directa como indirectamente a millones de mexicanos y personas de todo el mundo, esperando que este esfuerzo, junto a muchos otros, logre disminuir las cifras de estos casos y podamos así tener sociedades más saludables y con mayor calidad de vida.   
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